lunes, 24 de diciembre de 2012
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Hoy no hablamos de libros.
No, hoy voy a
cambiar de tema y voy a hacerlo en los tres blogs porque esto me parece
importante.
Ya estamos, como quien dice, en
Navidad y grandes y pequeños empezamos a hacer, unos más tímidamente que otros,
listas de cosas que nos gustaría que los Reyes Magos nos dejaran en el zapato
el día 5 por la noche.
Estoy segura de que en muchas cartas
aparece la petición de un perrito, un gatito o una mascota de cualquier tipo.
¡Es un regalo genial! Seguramente uno de los que más ilusión hace. Cuando yo
tenía 10 años los reyes me trajeron un hámster, pequeño y precioso al que, por
recomendación de mi padre, llamé Plinio (no os imagináis lo que me costó
aprenderme el nombre). No lo había puesto en la carta y cuando lo vi no me lo
podía creer, ¡un hámster! Fue una mascota simpática que me enseñó muchas cosas
de lo que conlleva tener un animal en casa, de las buenas y de las malas. A
nivel personal, para mí fue una alegría.
Zar |
Debo reconocer que mis padres
siempre fueron muy generosos en este sentido (y en tantos otros, claro) y a
pesar del follón que suponía en muchos aspectos siempre nos dejaron tener
animales en casa, tortugas, peces, roedores de varios tipos, pájaros y por fin,
Zar, nuestro primer perro, pasaron por allí y nos ayudaron a cuidar de ellos
cuando fue necesario. No os digo más que ahora cuidan de la tarántula de mi
hermana cuando ella viaja o se traslada por trabajo, que es bastante a menudo.
Hoy ya tengo mi casa y mi pequeña
familia con Jaime, de momento compuesta por nosotros y nuestro bichillos, los
conocéis, Byron y Hermione nos acompañan y aguantan con nosotros ratos buenos y
malos. También tenemos un acuario con unos peces que soportan nuestros
múltiples despistes estoicamente y hace unos meses despedimos a Gibbs, un
lagarto al que habíamos adoptado porque sus dueños no podían cuidarlo. En casa
de mis padres, además de Okara, la tarántula de la que ya os he hablado, vive
Seto, al que adoptamos cuando Zar nos dejó, por una enfermedad, después de 10
años con nosotros.
Seto |
Ya veis, somos una familia muy
grande.
¿Y por qué os cuento todo esto?
Porque sé que a muchas casas llegarán nuevas mascotas estas fiestas y quiero
apelar a la responsabilidad de todos,
grandes y pequeños, pero sobre todo grandes. Un animal, como mascota, es
un compañero y un amigo y quien no lo sienta así no debería tenerlo. NO ES UN
JUGUETE, hay que cuidarlo, mantenerlo limpio y sano, prestarle atención y darle
cariño y en todo esto, hay ratos muy buenos y también un poco menos buenos. Un
perro no nace sabiendo traer la pelota, ni hacer sus cosas en la calle, un
pájaro canta cuando menos te apetece oírlo, un gato rompe las cortinas, un
ratón no suele dar la patita y hay que limpiar su jaula con frecuencia… En fin,
¿qué os voy a contar? Estos amigos dan trabajo, ensucian, hacen ruido, no te
dejan dormir y un millón de cosas no muy divertidas más. A cambio, es imposible
contaros todo lo que nos dan, cómo nos hacen reír, nos entienden, nos aguantan…
Yo, desde luego, no puedo expresaros lo agradecida que estoy por haber sido un
poco loca y haber abierto la puerta de casa para ellos. Mi casa es un poco
caótica, ¡pero nos reímos mucho! Y desde luego nos queremos con locura ;)
Byron |
Hoy en día el mercado de las
mascotas es graaande y menos bonito de lo que me gustaría reconocer. Yo soy
partidaria de ir a las protectoras, que están llenas y de ellas llegaron Seto y
Byron pero los animales que están en las tiendas también tiene derecho a tener
un hogar y lo cierto es que no se les trata tampoco muy bien. En fin, donde más
os guste, pero siempre con responsabilidad, siendo conscientes de lo que hacéis
y teniendo claro que la familia aumentará con todo lo bueno y malo que eso
conlleva. Por favor, si no es así, ¡hay un motón de regalos bonitos para hacer!
Pero las calles no se pueden seguir llenando de perros y gatos que no saben
sobrevivir solos porque nacieron en cautividad, de loros y tortugas que acaban
con las especies autóctonas y además no están en el mejor ambiente para ellos,
de roedores con camadas enormes que se convierten en plagas. ¡Vamos a ser
responsables! Si tenemos animales que sea para quererlos, cuidarlos y
respetarlos y si no, no los tengamos.
Hermione |
Y por supuesto, seamos también
respetuosos con los demás, que al que no le gusten, no tiene por qué
aguantarlos.
Y ya os he dado la lata bastante por
hoy. Os mando un abrazo grande a todos y nos leemos.
domingo, 16 de diciembre de 2012
Persuasión. Jane Austen.
Por
los pelos y además con cambio de título pero aquí estoy con mi aportación a la
preciosa idea de Carmen de formar este particular Club Jane Austen.
En un
primer momento yo me había pedido reseñar Orgullo y prejuicio (porque era el único
que quedaba sin elegir) pero, como siempre, el tiempo se me ha echado encima y
cuando por fin me senté a leer, ya muy cerquita de la fecha límite, pensé que,
puesto había mucha gente apuntada a este club y que los títulos se repetían de
un modo u otro, tal vez era más razonable elegir una novela más corta. Dentro
de las que tenía a mi alcance, Persuasión
era la más conveniente en este sentido.
Aclarado
esto, debo decir que acabo de cerrar el libro por su última página y solo tengo
palabras de agradecimiento para Carmen por animarme a volver a encontrarme con
esta escritora a la que no leía desde hacía muchísimos años, ¡he disfrutado tanto
leyendo, a pesar de las prisas!
Leí a
Austen en mis años mozos (más mozos que estos, se entiende) y aunque me gustó,
no llegó a hacerlo tanto como para que me sumergiera en su universo como creo
que ahora sí pasará. Supongo que, entonces, mis intereses y mi sensibilidad
eran otros.
Persuasión
es la última novela de esta escritora a la que, si bien no he leído mucho, sí
he estudiado un poco y sí ha despertado mi interés en estos últimos años, y en
ella nos presentan a Ana Elliot, una joven que ya pasó la edad conveniente para
casarse y que vive con su hermana mayor, Isabel y su padre, sir Walter. Su
hermana menor, María, se caso hace años y vive, junto a su marido y sus hijos,
en las propiedades de los padres de este.
Ana no parece tener interés en casarse y ha rechazado a algún que otro pretendiente muy adecuado para ella pero tiene una buena razón para hacerlo. Hace años, amó al, hoy, Capitán Frederick Wentworth y se vio obligada a dejarle porque su familia no aprobó un matrimonio con alguien que, en aquel momento, no tenía fortuna ni posición que ofrecerle. Ella no ha olvidado ese amor y el tiempo no ha sido suficiente para hacerle pensar que podría ser feliz junto a otro hombre.
Pero su
vida, apacible y tranquila en general, dará un vuelco cuando, el irresponsable
tren de vida de su padre y su hermana mayor les obliguen a todos a plantear un
cambio de ciudad y entre mudanzas y posibles candidatos a arrendar la casa familiar,
ella se traslada a pasar una temporada con María que se encuentra algo delicada
de salud.
La
casualidad o la vida querrán que su vivienda sea alquilada por la hermana de su
antiguo enamorado y esta no tardará en tener un trato cordial con la familia de
Carlos, el esposo de María. Así las cosas, nada podrá impedir que, ocho años
después de su noviazgo, Ana y el capitán Wentworth vuelvan a encontrarse,
removiendo, este encuentro, sentimientos y conciencias.
Supongo
que, justo lo que antes me había desanimado para leer más libros de esta autora
es lo que hoy me ha cautivado y me ha regalado buenos momentos. La tranquilidad
y la calma de sus escritos y los ambientes plácidos y acogedores de sus libros,
han conseguido que me sienta calmada y a gusto en un momento en que mi vida es
un auténtico torbellino (emocionante y maravilloso, pero torbellino al fin y al
cabo). La vida de los protagonistas de estas novelas nos ayudan a apreciar
cosas que en nuestro día a día pasan desapercibidas y al leerlas, nos
transportan un poco a ellas. En este caso, yo me he sentido feliz de acompañar
a Ana, aún sabiendo que, al mismo tiempo, iba a sentirme indignada y ofendida
por algunas de las cosas que le suceden.
Y es
que, si de algo se habla con respecto a esta escritora, es de su visión del
mundo adelantada y valiente para su época y de su defensa del papel de la mujer
y la capacidad de esta para ser mucho más de lo que la sociedad le permite.
Por
esto y porque no debemos olvidar que es fruto de su época a pesar de su
valentía, en ocasiones yo he sentido que me hervía la sangre al ver cómo se
limitaban los movimientos de personajes válidos e inteligentes, a causa de las
convenciones sociales. O cómo debemos conformarnos viendo que comportamientos
ruines y cobardes son justificados o simplemente, admitidos.
Pero. Aún
sabiendo todo eso, valorando en las palabras de la escritora hechos que, aún
hoy en día debemos lamentar y siendo consciente de que su protesta velada entre
sus letras no siempre fue escuchada, a mí leerla me ha transportado. Jane
Austen hace una estupenda fotografía de su época y su mundo y nos acerca a la
Inglaterra victoriana que hoy nos
cautiva.
Me ha
gustado muchísimo formar parte de este club y me alegro en el alma de no haber
querido faltar a la cita, a pesar de hacerlo con prisas ya que eso me ha
permitido redescubrir unas lecturas que sé que aún tienen mucho que ofrecerme.
No sé
si habéis leído esta novela pero, si no lo habéis hecho, no dudéis en conocer
un poco más a Ana Elliot porque siempre discreta y correcta, nos mostrará la
importancia de ser valiente y consecuente y no contará muchas, muchas cosas
interesantes.
Un
millón de gracias a Carmen por organizar tantas cosas interesantes en su blog y
por regalarme esta oportunidad. En el banner lateral del Club Austen podéis
encontrar las reseñas de los demás participantes.
miércoles, 5 de diciembre de 2012
El invierno del mundo. Kent Follet.
Ya dije la semana pasada que esta sería nuestra próxima
reseña y es que, en lo que a sagas y trilogías se refiere, soy de esas que
empiezan y si me gustan, sigo y sigo hasta saber qué ha pasado con buenos,
malos, regulares y situaciones de todo tipo.
Debo
decir que entre el primer y el segundo libro de la trilogía colé algún librito
pequeño para airearme un poco pero no tardé mucho en retomar las andanzas de
unos personajes que ya se habían hecho mis amigos.
Repetimos
familias, bien repartidas por el mundo y esta vez, las vamos a ver sufrir
mientras el mundo se vuelve loco y se embarca en la Segunda Guerra Mundial.
Como es
natural, han pasado algunos años y mientras los protagonistas de la primera
novela se sientan en un discreto segundo plano, sus hijos, ya jóvenes de ideas
propias, salen a la palestra y llevan el peso de la mayor parte de la acción.
Como ya
he dicho, esta vez va a ser la Segunda Guerra Mundial la que no ocupe y no sé
si es porque la tenemos más cercana en el tiempo, sabemos más de ella o
realmente fue más brutal pero el caso es
que esta nueva novela es más dura que la anterior y tal vez un poco más pesada.
Vemos
cómo han crecido personajes a los que dejamos siendo niños y ahora es a ellos a
quienes les toca luchar y defender su vida, su país y sus ideales. Puede que
por añoranza y sentimentalismo, a mí me hubiera gustado que los protagonistas
de la primera entrega hubieran estado más presentes pero, aún así, sabemos qué
ha sido de ellos y podemos acompañarles de nuevo. No a todos, es cierto,
algunos secundarios que a mí me habían caído muy bien, ahora no aparecen nada
más que por alusión pero, aun así, seguimos conociendo su historia.
Los
nuevos protagonistas siguen en la línea de sus predecesores y volvemos a ver
buenos y malos (aunque algunos se desmarcan y resultan menos parecidos a sus
padres de lo que cabría esperar) y en este caso, a pesar de que evolucionan
bastante más, los personajes son incluso más planos que en la primera novela,
tal vez porque la realidad que describe es tan arrolladora que no deja sitio a
nada más.
Porque,
sí, esta vez tenemos que despedir viejos (o no tan viejos) conocidos, que caen
víctimas de una guerra terrible y somos testigos de actos brutales o de
situaciones realmente tristes y desesperantes. Vemos surgir la Alemania nazi,
con todo lo que eso conlleva, o los momentos en los que parecía todo sería
presa de fascismos despiadados, también nos toca asistir al lanzamiento de la
bomba atómica (por el que el autor pasa como de puntillas, algo que me ha
sorprendido) o a la caída de una Alemania rota en manos de quien la romperá aún
más. Como todo eso lo hacemos acompañando a nuestras familias ya conocidas no
podemos dejar de mirar de frente el daño que todo esto hizo. A mí
me ha dado la sensación de que, como ya sabemos de qué hablamos, la realidad,
en este caso, supera la ficción o, por lo menos, le deja menos espacio del que
el autor habría querido darle.
Se ha
señalado mucho que, en esta ocasión, también nos asomamos a España, su
dictadura y su resistencia y es curioso ver la imagen que presentan de todo
ello desde fura de nuestras fronteras.
Debo
decir que, bajo mi punto de vista, falta, por lo menos, una familia italiana.
Me da pena que no se muestre en absoluto todo lo que es S.XX ha supuesto para
este país ya que él también tuvo bastante que decir en el movimiento global de
ese momento.
Leyendo
este libro yo he pensado mucho, en lo ciegas que somos a veces las personas, en
cómo los malos momentos nos llevan a tomar decisiones aún peores en lo absurdo que es que desde un despacho se
decida que otros vayan luchar y a morir y en que el dolor generalizado, ese que
sufre mucha gente, no es menos dolor ni menos terrible y a veces se nos olvida.
Ya
veis, a pesar de que seguramente esta entrega sea peor que la anterior, a mí me
ha removido aún más cosas y en cierto sentido me ha vuelto a preocupar porque,
otra vez, me he dado cuenta de que las situaciones que llevaron a aquella
locura no son tan distintas a las que ahora nos toca asistir. Espero que esta
vez seamos más inteligentes.
De
nuevo, Follet nos regala una historia entretenida, fácil de leer, que repite
“peros”, los de todas sus obras y también nos vuelve a enganchar al libro, sin
querer soltarlo para saber más.
De
nuevo lo recomiendo y estoy segura de que la tercera entrega también pasará por
mis manos porque ya, hay que saber cómo les va a tantos compañeros de aventura
que hemos hecho, me gustará conocer un poco más sobre la Guerra Fría y sus
entresijos y lo más probable es que disfrute de su lectura y me entretenga como
tanto como estos dos.
jueves, 29 de noviembre de 2012
La caída de los gigantes. Kent Follet.
Como tantos otros compañeros blogueros yo me vi en la
urgencia de leer este libro cuando desde la editorial me ofrecieron muy
amablemente el segundo volumen de la trilogía.
No es
que no fuera a leerlo si esto no hubiera pasado, no señor. Me lo habían
regalado unos meses antes y esperaba pacientemente su turno. Al ser un libro
tremendamente grueso el pobre veía como se iban colando unos y otros en la lista
de pendientes y es que, aunque yo suponía que sería de lectura ágil y ligera,
no acababa de ver el momento de enfrentarme, de nuevo, a la literatura
agridulce de su autor.
Leí a
Kent Follet por primera vez en plenos finales de 5º de carrera. Entre
literatura hispanoamericana, gramática histórica (que arrastraba de años
anteriores), historia de la lengua y yo qué sé cuántas asignaturas más,
necesitaba una lectura fácil y entretenida para antes de ir a dormir. Mi madre,
muy sabiamente, me recomendó Los pilares
de la tierra y yo, ingenua de mí, pensé que con eso tenía para rato. El
libro duró una semana en mis manos y me hizo conocer las características de
este escritor, con lo bueno y con lo malo de todas ellas.
Más
adelante volví a encontrarme con él en alguna ocasión pero no llegó a engancharme
como con su novela estrella. Por eso, entre otras cosas, me hacía la remolona a
la hora de enfrentar esta trilogía que, sabía, me iba a obligar a pasear el
libro por todas partes para seguir leyendo pero que a lo mejor no me fascinaba
como la primera vez. No olvidemos que La
caída de los gigantes tiene más de mil páginas y la que yo tengo en casa no
es la edición de bolsillo.
En fin,
que cuando llegó por mensajería El invierno del mundo, del que
hablaremos en la siguiente reseña, decidí que había llegado el momento de
reencontrarme con este autor y de paso, de refrescar un poco mis nociones de
historia contemporánea, que siempre viene bien.
En esta
trilogía nos vamos a encontrar con una serie de familias, situadas en puntos
muy estratégicos del mundo y con ellas vamos a ir siguiendo el desarrollo de
algunos de los acontecimientos más importantes del S.XX.
Estados
Unidos, Inglaterra, Alemania, Francia y Rusia van a ser los principales puntos
por los que vamos a pasear pero también nos asomaremos a tierras galesas,
escocesas y austriacas de la mano de personajes oriundos de las mismas que
tendrán mucho o poco que decir pero bastante importante.
No os
voy a presentar a tooooodos los personajes porque creo que os aburriría y
además, me parece que lo bonito es que los vayáis conociendo vosotros. Lo que
sí os voy a decir es que vale la pena ir viendo la evolución de todos ellos y
que el hecho de que esta sea una novela coral hace la lectura más entretenida.
Con cada familia vamos a ir conociendo lugares, situaciones y hechos propios de
los diferentes países y vamos a acompañarlas a medida que avanza su historia y
la de su tierra. Eso es lo que hace de esta lección de historia un cuento largo
para mayores, ¿no? Conocemos a los personajes y vemos cómo cambiaron el mundo.
Sí debo
decir que, bajo mi punto de vista, el autor se centra demasiado en la guerra,
esta vez en la Primera Guerra Mundial. Es cierto que fue algo fundamental y que
sin ella el mundo hoy sería diferente pero el S.XX fue una época de cambios
trepidantes y a mí me queda la pena de no haberme asomado a otros lugares o
haberme detenido más en algunos acontecimientos.
Con
todo, debo decir que me ha gustado muchísimo conocer más sobre algunos temas que
tenía algo despistados. El sufragio universal y la entrada en política de la
mujer, pisando fuerte y dando pasos fundamentales para el crecimiento posterior
del mal llamado sexo débil o los cambios en la jerarquía de las clases
sociales, acercándolas un poco y eliminando algunas barreras. Pero, sobre todo,
me ha encantado conocer un poco más la historia de Rusia y de sus gentes.
Siempre me ha llamado la atención este país y me encanta que me cuenten cosas
sobre él. Debo decir que, Kent Follet nos lo acerca de la mano de una familia
cuando menos interesante.
Además,
el texto está bastante bien ambientado con lo que nos resulta fácil pasar del
frío de Moscú o las calles de Londres, de la trincheras a los trenes de
presidente americano, del interior de una mina a las amplias estancias de Ty
Gwyn, la mansión en tierras galesas de los nobles ingleses.
¿Pegas?
No demasiado graves si tomamos el libro como lo que es. Me ha dado la sensación
de que el escritor deja ver demasiado sus preferencias y que, como suele
ocurrirle, simplifica en exceso la naturaleza humana con personajes bastante
estereotipados. Malos y buenos, siendo, normalmente, los ricos y poderosos los
primeros y las clases bajas los segundos, aunque hay excepciones.
Por
otro lado, también es bastante conocido el gusto de este escritor por las
escenas fuertes, tanto de violencia como de sexo. No varía mucho en este caso. Quizás
las ha atenuado un poco y la violencia es más llevadera pero yo debo decir que,
en cuanto al sexo, me cansa que recurra a él tan a menudo sin ofrecer
novedades, siempre de la misma manera, nuevamente estereotipada. Me vais a
perdonar pero los pechos de las mujeres, si son naturales, no suelen ser
turgentes y redondos toda la vida…
Dicho
esto, me ha parecido un libro muy entretenido, de los que enganchan y se leen
con facilidad a pesar de su enorme volumen ya que está escrito con mucha
agilidad, los diálogos y las escenas de acción se suceden y no nos da tiempo a
cansarnos de personajes y hechos por que saltamos continuamente de una lado
para otro, acompañando a los protagonistas.
¿Lo recomiendo? Sí, pero como eso, lectura entretenida, sin esperar mucho más, en este caso, enriquecida por la lección de historia, más o menos fiel, que nos ayuda a pensar y a recordar que el ser humano es complicado y que vivimos un momento tan frágil como el que llevó a Europa a esa primera locura. Que no se nos olvide, a ver si sabemos actuar con más cabeza y menos prepotencia y orgullo.
miércoles, 10 de octubre de 2012
El verano de los juguetes muertos. Toni Hill.
Cuando un libro pasea mucho por la
blogosfera, antes o después tenemos que fijarnos en él. Una vez que
eso ocurre y tras bichearlo con calma, decidimos si queremos leerlo o
no.
Curiosamente, yo no me fijé en este
libro sino en el siguiente de la saga, Los buenos suicidas, pero,
en general, me gusta conocer a los personajes de este tipo de novela
poco a poco así que en la lista de los deseos apunté El
verano de los juguetes muertos y
me dispuse a esperar a que, de un modo u otro, cayera en mis manos.
Por
eso, cuando mi padre me comentó este verano que los había comprado
los dos y que le habían gustado, no me pude resistir y rauda y veloz
me traje a casa la primera novela de este autor catalán al que,
hasta entonces, no tenía el gusto de conocer.
Había
leído muy buenas reseñas sobre este libro y suponía que me iba a
tener entretenida unos días. Efectivamente, así fue.
Héctor
Salgado es un inspector de policía que está momentáneamente
retirado de sus funciones por haber hecho uso de una excesiva
violencia en un caso. Esto, sumado a un divorcio poco agradable y una
situación personal de relativo y comprensible desanimo hacen que,
cuando le conocemos, se encuentre en un momento de su vida bastante
gris.
Pero
como, si esto fuera así de simple no tendríamos libro, su jefe le
pide, medio de tapadillo, que investigue un caso, aparentemente muy
claro, de suicidio para tranquilizar a una madre preocupada. Al
mismo tiempo, una de sus compañeras sigue trabajando con los hechos
que a él le obligaron a tomar vacaciones forzadas, de manera que
nosotros, lectores curiosos, nos vamos a poder enterar de todo,
todito, lo que pasa en una y otra historia.
Supongo
que lo primero que debo decir es que El verano de los
juguetes muertos me ha gustado y
que pienso seguir leyendo próximas entregas de las andanzas de este
inspector atribulado y taciturno, como buen personaje de novela
negra, y de sus compañeras de trabajo.
La
trama, bastante bien construida, mantiene, desvela y añade misterios
a medida que vamos pasando las hojas con lo que el libro no se hace
pesado en ningún momento y nuestras sospechas pasan de un personaje
a otro sin que lleguemos a tener muy claro por dónde van los tiros.
No sé vosotros pero yo, que leo novela negra continuamente,
agradezco en el alma no tener ni idea de quién es el malo malísimo
hasta que el autor nos lo dice y dudar continuamente de unos y otros
hace la lectura más interesante y emocionante.
También
me ha gustado la ambientación, Barcelona, una ciudad que conozco
menos de lo que quisiera, se nos muestra desde diferentes ángulos y
paseamos encantados por barrios buenos, malos y regulares aprendiendo
un poquito de cada y haciendo que el misterio tome distintos matices
de uno a otro.
Los
personajes, llenos de secretos, como debe ser, cambian de lugar
pasando de secundarios a principales o al revés de un modo que a mí
me ha gustado mucho y como a algunos los vamos a conocer más de
cerca que a otros, el autor juega al despiste, haciéndonos creer que
sabemos más de lo que en realidad sabemos y que sospechamos de quien
debemos hacerlo.
Además,
como a medida que se resuelven unos misterios, aparecen otros, cuando
cerramos el libro aún tenemos muchas preguntas por lo que, es
complicado no querer leer la siguiente entrega. Si no me hubiera
gustado lo que leí hasta ese momento me habría sentado muy mal este
final pero como no ha sido así, cuando le llegue su turno en el
riguroso orden del atasco caótico que, sospecho, todos los que
escribimos este tipo de blogs, tenemos, seguiré acercándome a esta
Barcelona tan negra y a estos personajes que aún tienen mucho que
contar.
Ojo,
no quiero decir que en este libro no se cierren los misterios que se
tienen que cerrar, ¿eh? Por suerte no es una historia de muchas
partes pero claro, la vida de los protagonistas, evidentemente,
continúa.
Solo
ha habido una cosa que no me ha gustado de El verano de
los juguetes muertos, o, más
bien, de su protagonista. En la novela nos dicen que es argentino,
incluso que habla “como Messi” pero eso no se refleja
prácticamente nada en los diálogos. Para mi gusto, por este motivo,
el inspector pierde un poco de credibilidad y su caracterización
chirría levemente.
Dicho
todo esto, mi conclusión general es que el libro está bien, es
entretenido y consigue que tengamos ganas de seguir leyendo a este
autor. Como ha escrito mi padre en la última hoja: “Bueno... “pa”
pasar el rato”. Un buen rato, añadiría yo (hay que tener en
cuenta que mi padre es muy exigente, pero le ha gustado ;) ).
jueves, 27 de septiembre de 2012
Westwood. Stella Gibbson.
Ya os había dicho que tenía ganas de
leer este libro, me gusta como escribe Stella Gibbson y sus historias
siempre me resultan muy agradables y me hacen pasar buenos ratos.
Tuve suerte (últimamente tengo mucha)
y mi amigo librero, el mismo que me regaló por mi cumpleaños El
libro de la señorita Buncle, llegó este verano a merendar una
tarde con Westwood debajo del brazo.
En agosto me despedí de vosotros por
unos días porque pensaba que los blogs necesitaban un descanso y
justo fue en ese momento, tranquila, sin atascos de lecturas y con un
solo libro al retortero, cuando aproveché para sumergirme en esta
historia tan típicamente inglesa.
Margaret Streggles es una joven
profesora muy aficionada a las ensoñaciones que ha conseguido un
buen trabajo en Londres y se muda allí con sus padres. Romántica y
con grandes aspiraciones culturales, no tiene muy claro si la idea de
encontrar un buen hombre y casarse le atrae demasiado, algo que
exaspera a su madre y hace que ella se sienta fea y rara.
Una noche encuentra una cartilla de
racionamiento perdida y cuando va a devolverla se encuentra con una
sorpresa y con la posibilidad de dar a su vida un giro y frecuentar
ambientes muy parecidos a los que ella ha soñado siempre.
Si me preguntaran qué pasa en esta
novela tendría que decir que pasar, pasar, no pasa mucho, la vida,
para varias familias, durante la 2ª Guerra Mundial. Y de hecho, una
vida bastante rutinaria, para cada uno a su manera, menos para
Margaret que trata de encontrar su lugar en el mundo. Pero es que
estamos ante una historia en la que no es necesario que pasen grandes
cosas, Stella Gibsson es de esas escritoras que sabe cómo hacer que
algo aparentemente sencillo y aburrido se llene de color y que el
lector disfrute con el simple hecho de “escuchar” lo que ella
quiere contarnos. Londres en otoño, las fiestas de los artistas, un
paseo con niños pequeños o la vuelta a casa en metro, se llenan de
matices y hacen que nos deslicemos por las palabras, pasando de una a
otra y disfrutando de todas ellas.
Esta ha sido una lectura tranquila y
reposada, muy, muy agradable y para mí relativamente sorprendente.
Me resulta llamativo que, los libros que se ambientan en tiempos de
guerra suelen resultar brutales y tristes. No ocurre esto aquí, no
sé si es la flema de los ingleses o que el ser humano se acostumbra
a todo pero los bombardeos, las partidas a la guerra de hermanos y
novios o los derrumbes de casa por culpa de las bombas aparecen en el
libro como un elemento más, tan normal como tomar el té. La guerra
está ahí pero nuestros protagonista no dejan que eso frene noi
cambie sus vidas, ni siquiera el racionamiento parece afectarles, con
lo que hay se come y si hay alguna celebración, algo se apañará.
Por otro lado da la sensación de que
los personajes no cuentan, realmente, con el cariño de la autora que
se ríe de todos en una crítica elegante a la sociedad de ese
momento. Los artistas aparecen como personajes egoístas y vacíos,
sus mujeres son tremendamente frívolas, Margaret, nuestra
protagonista, actúa como una niña tonta y deslumbrada en múltiples
ocasiones cuando la causa de ese deslumbramiento no merece, en
absoluto, el respeto y admiración que ella profesa. Es insegura y no se da
cuenta de lo que vale, el hecho de no ser de esas a las que los
chicos miran y sacan a pasear le hace sentir poco cosa y de ahí que
le cueste, continuamente, darse el lugar que le corresponde.
Por suerte, a lo largo del libro la
veremos evolucionar y cambiar y desde luego, nosotros sí sentimos
cariño por ella y deseamos que se dé cuenta de que la vida no se
queda vacía sin un marido al que cuidar.
Los personajes secundarios son los
encargados de poner toques de humor y de representar los múltiples
tipos que se podían ver en las calles de las grandes ciudades en
aquella época dándole a la novela un aire coral que la hace, si
cabe, más variada y ligera.
Personalmente he disfrutado mucho
leyendo Westwood y desde luego, la recomiendo y os animo, si
aún no lo habéis hecho, a conocer a esta autora que supo reírse de
su tiempo con todo y a pesar de todo y que se atrevió a romper
cánones y a decir lo que pensaba sin cortarse ni un poquito.
jueves, 20 de septiembre de 2012
Tengo ganas de leer...
El libro de la señorita Buncle.
Lo descubrí el otro día, gracias a la
Semana British de Carmen y me llamó muchísimo la atención.
El señor Abbott, editor londinense, recibe un manuscrito firmado por un tal «John Smith» que cuenta la vida de un pueblecito inglés inesperadamente trastornado por la aparición de un «niño prodigioso» que toca el caramillo. No sabe si es «una sátira exquisita, solo comparable al primer capítulo deLa abadía de Northanger, o una sencilla crónica de acontecimientos vistos con la mirada inocente de un simple», pero cree que será un éxito y decide publicarla. La novela se titularáEl perturbador de la paz y causará en el pueblecito donde transcurre el mismo revuelo que el niño del caramillo. Todos se ven delatados: en sus secretos, en su pasado, en sus manías y melancolías; es más: algunos empiezan a imitar, como si fuera un vaticinio, las reacciones de los personajes del libro. Y todos quieren, por encima de todo, descubrir quién lo ha escrito.
Quien lo ha escrito no es «John Smith» sino Barbara Buncle, una
«cuarentona flacucha y sin estilo» que, acuciada por problemas
económicos, ha decidido, después de descartar la cría de gallinas,
dedicarse a la literatura.
Por suerte, podré leerlo ya que me lo
ha regalado un amigo por mi cumpleaños. ¡Ya os contaré!
miércoles, 12 de septiembre de 2012
Dinero molesto. P.G. Wodehouse. Semana British.
-->
Vamos allá con mi segunda aportación
a la Semana British propuesta por Carmen. La primera lo publiqué en
el blog infantil, en el que aún publicaré otra mañana. En el de
mis lanas queridas... aún ando dándole vueltas.
Me costó un poco decidir libro para
reseñar en esta semana tan especial. Tenía algunas lecturas muy
british pendientes pero por unas cosas o por otras no acababan de
cuadrar. En agosto pasé unos días en casa de mis tíos y bicheando
las estanterías encontré Dinero molesto de
Wodehouse. Ya sabéis que es un autor que me gusta mucho y aunque
Carmen ya iba a reseñar uno de sus títulos, a mí me pareció una
buena opción para poner mi granito de arena.
Una
de las cosas por las que me llamó la atención de este libro fue que
sus protagonistas no eran Jeeves y Woster y que no se desarrollaba en
Inglaterra sino en Estados Unidos. Al principio me dio miedo que esto
acabara con el fino humor que caracteriza las novelas de Wodehouse o
que le hiciera perder encanto. Nada más lejos de la realidad, aunque
crucemos el charco nos llevamos en la maleta todo lo necesario para
disfrutar de una lectura típicamente británica.
Lord
Dawlish es un joven aristócrata inglés que, a pesar de su título,
no goza, en absoluto, de la solvencia económica que cabría esperar.
Este hecho no parece molestarle demasiado y su vida transcurre
tranquila y apacible a pesar de los continuos reproches que su
prometida le hace por ser demasiado generoso, poco interesado y por
no hacer nada por mejorar su situación.
Pero
las cosas cambian repentinamente y cuando menos se lo espera, un
anciano extravagante al que apenas conoció y que gusta de cambiar su
testamento una y otra vez, le deja una herencia millonaria,
desposeyendo totalmente a sus familiares de la misma.
El
buen corazón de Lord Dawlish y sus reparos a la hora de aceptar tal
cantidad de dinero le harán embarcarse rumbo a la tierra de las
oportunidades para tratar de entregar la mitad de la misma a la
sobrina de su benefactor. Una vez allí, ¿quién sabe a lo que
tendrá que enfrentarse?
Debo
decir que, a pesar de la gran simpatía que siento por Jeeves y
Woster, este libro me ha gustado muchísimo y me he reído y
divertido con él una barbaridad.
A
pesar del cambio de escenario, las situaciones disparatadas, los
personajes encantadores, los no tan encantadores, los diálogos y
todo en general, conserva la frescura propia de los libros de este
estupendo escritor.
Lord
Dawlish es un auténtico trocito de pan, amable, despistado e
inocente y su carácter encantador hace que toda la novela sea
encantadora. Acompañado de personajes como su caprichosa novia, la
sobrina del estrambótico anciano o el hermano de esta, nos hacen
vivir disparatas situaciones y asistir a descabellados diálogos ante
los que no podemos más que sonreír.
Una
de las cosas que más me gusta de esta novela es que el ambiente que
se respira en ella es siempre distendido y agradable. Incluso los
personajes “malos” nos provocan simpatía y eso hace, sin duda,
que la lectura nos resulte muy placentera.
Reconozco
que tenía reparos ante la posibilidad de conocer a otros personajes
salidos de la pluma de este ingenioso escritor y que pensé que
echaría de menos a Jeeves y a Woster pero no ha sido así en
absoluto.
Si
tenéis ganas de pasar un buen rato con una lectura ligera y ágil en
un ambiente de lo más británico, no lo dudéis, esta puede ser una
buena opción.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
El cofre del alma. Ann Rosman.
Ayer retomamos, después de un agosto
caluroso, el blog infantil y hoy, no podía ser de otro modo,
volvemos a este. Empieza el curso, también, para los libros de
adultos y estoy segura de que será interesante y enriquecedor.
Debo reconocer que mis lecturas de
estos días han sido muy tranquilas y relajadas, leyendo un único
libro a la vez, paseándolo de un lado a otro y disfrutándolo con
calma.
Con El cofre del alma he vuelto
a esas tierras frías que tanto me gustan y he paseado las calles de
Marstrand, acompañando a Karin Adler, la protagonista, mientras ella
investigaba un caso en el que se las ha tenido que ver, nada más y
nada menos, que con brujas.
Pues sí, porque cuando el cadáver de
una mujer decapitada aparece sobre una gran piedra, junto a la
fortaleza medieval de Carlsten, poco se imagina Karin hasta qué
punto se van a complicar las cosas ni los lejos que debe viajar en el
tiempo para que ese terrible crimen, una cabeza humana abandonada en
un jardín o la difícil infancia de un niño maltratado comiencen a
tener sentido en el rompecabezas de su investigación.
Me gustan las historias de brujas (que
ya se sabe que haberlas, hailas), por eso, este libro tenía, además
de una protagonista que me gusta, una ambientación agradable y un
misterio interesante, el aliciente de que me contaran un cuento sobre
alguna de ellas. Y así ha sido, no me han decepcionado en absoluto y
debo decir que lo he pasado muy bien leyendo.
Además de la acción, nos encontramos
con personajes ya conocidos y es una alegría saber más de ellos,
pequeños detalles que nos intrigaban en la primera novela de la
autora, se resuelven en las páginas de esta, satisfaciendo nuestra
curiosidad y ayudándonos a conocer a la gente de Marstrand con la
que, suponemos, aún pasaremos muchos ratos.
Como siempre me ocurre con la
literatura policiaca nórdica, me llama la atención el carácter
atribulado de muchos de ellos, su manera de resolver las cosas y el
tipo de vida que llevan y me gusta leer los tímidos detalles que nos
muestran la vida diaria y casera de aquellos lugares.
Las novelas de Ann Rosman no son, ni
mucho menos, de esas que abres y ya no puedes cerrar hasta acabar de
leerlas, pero sí tienen un ritmo tranquilo, aunque ágil, que hace
que la intriga te acompañe durante toda la lectura. Los datos se van
desgranando poco a poco pero eso no hace que la narración sea
aburrida, ni mucho menos y además, por lo menos en mi caso, no
sospechamos del malo malísimo porque no vamos atando cabos hasta que
llevamos ya bastantes páginas leídas.
En general, el libro me ha gustado y
lo recomiendo como una lectura para pasar el rato, está
razonablemente bien escrito y se lee con facilidad, la autora no se
recrea en los detalles macabros y aunque nos muestra ese lado oscuro
de la sociedad sueca que tanto choca con nosotros, también nos
enseña un día a día agradable y rutinario, acogedor, con sus ratos
buenos y malos que tiene todas las personas y todas las familias.
Debo decir que, igual porque no me esperaba más de lo que he
encontrado, me parece que esta entrega mejora la anterior y que, sin
ser un libro imprescindible, sí es entretenido, sin más
pretensiones.
No sé si habéis leído su primer
libro pero, por si acaso, yo os animo a que le deis una oportunidad a
esta autora que, bajo mi punto de vista, ha sido capaz de crear una
protagonista un poco diferente y que le da personalidad y encanto al
conjunto del relato.
Algunos ya la conocéis, pero como
lleva un rato ayudándome a escribir esta reseña (a ella le encanta
el número 4 y lo marca continuamente), no me puedo resistir a
presentaros a Hermione, compañerita de batallas desde este verano y
amiga personal de Byron con quien está destrozando plantas,
escondiendo papeles, tirando cosas y convirtiendo esta casa en una simpática locura.
Me alegro de estar de vuelta, tenía
ganas de veros ;)
miércoles, 8 de agosto de 2012
Árboles, retos y un descansito.
Me gustan los árboles, de hecho, me
encantan los árboles, me parecen bonitos, soñadores, firmes,
compañeros y amables y puedo pasar horas viendo como mueven sus
ramas y sus hojas mientras me invento cuentos o simplemente dejo que
los pensamientos vayan y vengan a su antojo. Considero que son uno de
tantos regalos que nos hacen cuando nos colocan en esta bolita de
locos que es el mundo y por eso, cuando me invitaron a formar parte
de esta iniciativa me pareció muy buena idea. Desde ahora, mis tres
blogs son CO2 neutral y por cada uno de ellos plantarán un arbolito,
¿no os gusta? Vosotros también podéis apuntaros.
Por otro lado, en el blog
Literariamente hablando han puesto en marcha una iniciativa preciosa
a la que me he apuntado de mil amores, echadle un vistazo,si ya
conocéis la literatura de Grabriel García Márquez y os gusta os
encantará y si no, ¡es un momento estupendo para hacerlo!
Y Carmen, que si no inventa algo no
está tranquila, ha vuelto a liarnos con una idea genial. Ya sabéis
lo que le gusta Jane Austen, ¿no? Bueno, pues leed, a ver que os
parece este nuevo reto, ¿queréis pertenecer al club Jane Austen?
Evidentemente, yo sí.
Finalmente, me despido por una
temporadita. Pues sí, estamos en agosto, la mayoría de los
blogueros y de los lectores están de vacaciones y Matilda y yo, que
seguimos trabajando, vamos aprovechar estos días para dar un
descanso a los dos blogs de literatura. Nos parece que ellos y
nosotras necesitamos unos días de desconexión para volver con la
pilas cargadas, nuevas lecturas y entradas interesantes.
El blog de labores, que acaba de nacer
y tiene poco que ver con mi trabajo, seguirá activo, aunque, eso sí,
con calma.
Y poco más, volvemos en septiembre
para dar la bienvenida al otoño, mientras, disfrutad de las
vacaciones, el mar, el campo, la piscina, la familia, los amigos y
tantas y tantas cosas que la vida nos regala a diario.
Yo os mando un abrazo inmenso,
agradeciendo, como siempre, la compañía y el apoyo. Matilda no
puede crecer sin vosotros y eso no se nos olvida :)
Suscribirse a:
Entradas (Atom)