jueves, 31 de mayo de 2012

La juguetería errante. Edmund Crispin.


    Ya sabíais que tenía muchas ganas de leer este libro desde hacía tiempo, casi, casi desde que Impedimenta lo sacó del horno. Es cierto que la portada tan llamativa que tiene no puede más que llamarnos la atención y que el título, entre simpático y sugerente es otro de sus reclamos, así a primera vista pero, cuando leí el argumento y vi que estaba ambientada en Oxford acabó de ganarme del todo.



     El poeta Richard Cadogan siente que necesita aventuras y emociones así que, tras una discusión con su editor, decide irse a pasar unos días de vacaciones a Oxford, poco se imagina que acabará realmente hastiado de tantas emociones ya que, nada más llegar, deberá hacer frente a un asesinato y lo que es peor, a la posterior desaparición del cadáver y de la tienda de juguetes donde él lo encontró. Por suerte, su amigo Gervase Fen acude a ayudarle.

     Ya veis, un cadáver que desaparece, una juguetería que, de la noche a la mañana es una tienda de ultramarinos, un poeta algo aprehensivo, un profesor de universidad medio chiflado y con aptitudes de detective, un testamento de lo más estrambótico y una ciudad, Oxford, para acoger todo esto, ¿no os parece interesante?



     Lo cierto es que yo lo he pasado muy bien leyendo este libro, me he reído y sonreído continuamente, he conocido personajes encantadores y situaciones disparatadas de lo mas divertidas y he descubierto un misterio que, a cada página, parecía más enrevesado y difícil de resolver.

     En algunos aspectos me ha recordado a mi querido Wodehouse, por lo absurdo de las situaciones y porque, en este mundo tan british, aunque tengamos delante a un asesino despiadado, no perderemos la compostura ni la educación y, por supuesto, le dejaremos explicarse.

     Esta novela ha sido justo lo que me esperaba, muy propia de la época en la que se escribió, por lo que, a veces, el lenguaje da la sensación de hacerla lenta, pero llena de acción y reflexiones curiosas. La aventura está garantizada y los momentos de máximo peligro se narran con un humor rápido y ágil, algo que hace esta historia aún más atractiva.



     Además está muy bien ambientada, cuando la leía pensaba que, para quien conozca Oxford, este libro sería una delicia ya que nos pasea por sus calles como si realmente estuviéramos allí y recorre universidades, pubs o caminos comarcales consiguiendo que nos hagamos una idea muy clara del paisaje que nos rodea.

     Desde luego, después de tanto tiempo queriendo leerlo, no me ha decepcionado en absoluto, al revés, me ha hecho pasar ratos divertidos y agradables con su lectura y desde luego, estaré pendiente de otras posibles publicaciones y reediciones de este autor porque creo que aún tiene mucho que decirme.

     Un abrazo a todos y nos leemos.

viernes, 25 de mayo de 2012

Tengo ganas de leer...

     Leí la primera de la serie y me gustó, ya sabéis, novela negra y que nos lleva tan lejos... ¡No me puedo resistir!



     Tras el éxito de La mujer del faro, llega el segundo caso de la inspectora Karin Adler, un extraño crimen relacionado con oscuros acontecimientos del pasado en la pintoresca y apacible villa de Marstrand, en la costa occidental de Suecia. Allí, junto a una fortaleza medieval, un grupo de estudiantes encuentra un cuerpo decapitado sobre una gran piedra. Al mismo tiempo, la anciana señora Wilson descubre una cabeza de mujer en su jardín, en el centro histórico del pueblo. Enseguida se inician las investigaciones y, a medida que éstas avanzan, revelan que el caso es más complejo de lo que parece y que podría guardar relación con la solitaria infancia de un niño que, cuarenta años atrás, vivió encerrado en el sótano de su casa. ¿Qué ha sido de ese niño y qué papel desempeñan en el asesinato los juegos de rol y los rituales oscurantistas, cuyos orígenes en Marstrand se remontan a la Edad Media?

      La búsqueda de la verdad llevará a Karin Adler, apasionada de la navegación y de su trabajo de policía, a indagar sobre el pasado de esa región, del que emergen antiguas y poderosas leyendas. 
 
     ¿Qué me decís? Tiene buena pinta, ¿no?

jueves, 17 de mayo de 2012

Asesinato en el Orient Express. Agatha Christie.


    Siendo, como soy, una loca de la novela negra, ya os imaginaréis que Agatha Christie es una de mis autoras de cabecera. Sus libros son ideales para pasar ratos entretenidos sin más y eso, en medio de las listas de los deseos eternas que todos tenemos, es una alegría. Por si fuera poco, publicó tantos títulos que dudo mucho que vaya a ser capaz de leerlos todos alguna vez.

     Yo suelo recurrir a ella cuando paso por rachas en las que nada me engancha o cuando tengo que esperar unos días para leer un libro (porque no haya llegado o no haya podido ir a por él). También me vienen de miedo cuando busco una lectura ligera. Esta escritora inglesa tenía la capacidad de mezclar los asesinatos más retorcidos con unos personajes y unos ambientes tan agradablemente ingleses que leerla es una delicia.



     Hoy vengo a contaros cuál es, hasta ahora, mi libro favorito de todos los que he leído de ella.

     Agatha Christie contaba que sus admiradores le escribían decantándose continuamente por uno de sus dos personajes principales, el excéntrico Poirot y la encantadora Miss Marple. Decía que normalmente la gente adoraba a uno y no le gustaba el otro. Yo soy, sin ninguna duda, de Miss Marple, por eso es curioso que mi libro favorito esté protagonizado, precisamente, por el detective Poirot, sin embargo, así es.

     El Orient Express suele ir vacío en pleno invierno pero justo cuando nuestro detective trata de regresar a Londres, tras resolver un caso en Palestina, se encuentra inusualmente lleno. Tanto es así que Poirot solo conseguirá una litera gracias a su amistad con el presidente de la compañía encargada de esa linea de ferrocarril.



     El viaje va a ser un poco accidentado ya que la primera noche la ventisca y la tormenta de nieve bloquean el tren y por si esto fuera poco, ¡uno de los pasajeros es asesinado! Todo hace suponer que, amparado por la tormenta, el asesino pudo llevar a cabo su misión y luego abandonar el tren, ¿o no? ¿Tal vez sigue a bordo? ¿Es posible que sea uno de los pasajeros? Menos mal que tenemos a este ilustre detective para averiguarlo.

     A lo mejor os preguntáis por qué es este, de tantos como escribió Agatha Christie, el que más me gusta. La verdad es que no os sabría decir muy bien.

     Para empezar, me encanta el final, sorprendente, inesperado y sobre todo, genial. A medida que van apareciendo pistas todo parece complicarse, no hay manera de imaginar qué pasó porque los datos que vamos recopilando, si bien inquietantes, no arrojan luz sobre lo sucedido.



     Por otro lado, los personajes, en este caso, me parecen fascinantes, durante toda la lectura nos tienen en ascuas, de pronto vemos clarísimo al asesino, de pronto estamos seguros de que en realidad es imposible que sea él. ¡Es muy divertido andar en esta duda constante!

     Además, el entorno en el que se desarrolla la acción me gusta mucho. El Orient Express, un tren que recorría tantos kilómetros y que pasaba por tantos lugares. Estaba maravillosamente bien equipado y era, aparentemente, muy acogedor. Supongo que los viajes en él debían de ser aburridos y algo desesperantes si uno no se organizaba bien y desde luego, lo ideal era hacerlo en primera clase pero, ¿qué queréis que os diga? Yo me imagino sentada en uno de esos sillones, con mi libro o mis lanas, viendo pasar esos preciosos paisajes y tomando té y me parece de lo más apetecible.

     Así que, ya veis, a pesar de lo que me gustan los libros ambientados en Inglaterra, en este caso un tren le ha ganado la partida a la campiña inglesa. Supongo que viajar en tren siempre me ha parecido muy romántico, de hecho, si no contamos las rutas en moto, creo que es mi medio de transporte favorito y un misterio como este, dentro de un tren con tanto encanto, solo podía atraparme. Con todo, creo que si mi querida Miss Marple hubiera sido uno de los pasajeros me lo hubiera pasado aún mejor leyendo este libro.



     Supongo que conocéis sus adaptaciones al cine. En mi casa decimos que la mejor es “la primera”, en la que salen Lauren Bacall y Sean Connery entre otros estupendos actores. Aunque, ya lo sabéis, yo suelo preferir los libros, os recomiendo también esta película, vale la pena. Yo la vi hace unos días por enésima vez. Mi hermana Blanca suele ver películas en inglés (ella las entiende, claro) y los demás, si podemos, la acompañamos, vamos, como si fuéramos todos bilingües y no tuviéramos que ponernos las gafas para leer los subtítulos. No os digo más que yo, que estaba aprendiendo a hacer punto del derecho y del revés con las dos agujas, entre escuchar, leer y contar puntos lié la de San Quintín y tuve que deshacer media labor.

     Y a vosotros, ¿os gusta Agatha Christie? ¿Os decantáis por Poirot o por la dulce Miss Marple? ¿Qué títulos son los que más os gustan? Me encantaría conocer vuestra opinión.

jueves, 10 de mayo de 2012

Lectura conjunta en Libros que hay que leer.


    Sabéis que últimamente no apunto a muchas lecturas conjuntas pero esta vez no me he podido resistir así que os cuento que Laky, que no para quieta un segundo, ha organizado la lectura conjunta y el sorteo de Estrellas sobre Tauranga.

     Berlín, 1893. Ricarda Bensdorf regresa a su ciudad tras licenciarse en medicina con la esperanza de ejercer su vocación. Sin embargo, sus padres tienen planeado otro futuro para ella. Decepcionada, Ricarda decide huir en un barco con destino a Nueva Zelanda, un país donde las mujeres gozan de más independencia. ¿Encontrará Ricarda la felicidad en el extremo opuesto del mundo?

     ¿Qué os parece? Tiene buena pinta, ¿no? Pues ¡animaos! Aquí tenéis las bases. Sé que la mayoría ya lo sabéis pero para los que no, ¡las lecturas conjuntas son muy divertidas!


miércoles, 9 de mayo de 2012

Cuando leas esta carta. Vicente Gramaje.


    Este libro no estaba, por el momento, en mi lista de pendientes. Se lo regalamos a mi padre en su día porque se lo había recomendado un amigo y con el atasco de lecturas en el que yo andaba metida la verdad es que ni me lo había planteado. Pero, ya veis, cuando un libro quiere que lo leas no te puedes escapar y este debía de tener ganas de pasar rápido por toda la familia para que lo pudiéramos comentar.



     El puente del 1 de mayo fuimos a pasarlo al campo y yo no me llevé libros de lectura “por placer” porque tenía que leer lo que yo llamo libros “de estudiar”. Fue un acto de responsabilidad absolutamente absurdo porque la primera noche llegué a la conclusión de que, a la hora de ir a dormir, estos libros no sirven, son necesarios los otros. En fin, que eché mano de mi querida Agatha Christie, una lectura siempre agradable y socorrida y que suele viajar conmigo dentro del libro digital. No me duró más que un par de días y me vi a medio puente, metida en casa porque fuera diluviaba y ¡¡sin libro!! Por suerte, justo entonces mi madre acabó el libro del que hoy hablamos y me dijo que le había encantado.

     Tratando de superar una crisis personal, provocada por la muerte de su esposa, Víctor Monteoscuro decide tomarse un año sabático y lo comienza haciendo un viaje a Marruecos en el que, por cosas de la vida, encuentra una botella lacrada, con una carta dentro, que perteneció a un militar español de los muchos que lucharon en la Guerra del Rif. ¿Tal vez una última carta de amor? Víctor no lo sabe pero siente que debe hacerla llegar a su destino, aún sabiendo que la idea es descabellada y casi imposible de llevar a cabo. En su empeño acaba involucrando a familiares y conocidos e incluso, a Claudia Navarro, capitán del ejército destinada en Melilla y que no tenía nada que ver con él hasta entonces.



     Desde este momento nosotros, lectores ya más que enganchados a la historia, vamos a conocer no solo las andanzas de Víctor, buscando a la destinataria de la carta, sino también las vivencias de quien la escribió mientras prestaba servicio en Chemorra, una de tantas plazas que cayeron en el Desastre de Annual, en el que murieron miles de soldados españoles.

     Debo reconocer que yo cogí el libro con cierta reserva. En general las historias que se relacionan con la guerra no me gustan demasiado, me dan pena, sobre todo porque siempre vienen a demostrarme que las guerras casi nunca son de quienes luchan en ellas pero que, sin embargo, son ellos quienes sufren. En este caso se habla de una de la que yo no sabía demasiado y la verdad es que me ha gustado informarme y conocer más cosas sobre ella.

     La historia se narra en primera y tercera persona con continuos saltos en el tiempo (sí, de esos que a mí tanto me gustan, ¿veis como están por todas partes?). Víctor nos cuenta sus peripecias él mismo y eso nos hace sentirnos más cerca de él. La caída de la plaza de Chemorra nos la cuenta el autor, en tercera persona, aunque también consigue que sintamos a unos soldados cansados, sedientos, desmotivados y mal calzados, muy cercanos y que simpaticemos y empaticemos con el capitán Gimeno, con el teniente Martín o con Zagal.



     Tanto una parte como la otra nos mantiene en vilo constantemente. Leemos página tras página queriendo saber qué pasa sin soltar el libro (y yo además, buscando en internet datos sobre esta guerra y este desastre en concreto) y lo cierto es que no se hace en absoluto largo o pesado, más bien al contrario, se lee fácilmente y rápido y aunque a mí me han quedado algunas dudas y los diálogos de la historia de Víctor me han resultado algo forzados, la verdad es que me ha gustado, por un temática, un poco diferente y porque me ha hecho pasar un rato agradable y me ha enseñado algo más de historia.

     No estaba en la lista de pendientes pero me alegro de haber ido a pasar unos días al campo sin libros porque eso le ha dado la oportunidad de colarse y saltarse a la torera el orden de prioridad de mis lecturas. No sé cuándo le habría tocado, la verdad, pero ahora ya os puedo decir que este es un libro muy recomendable y que os animo a echarle un vistazo.

     Un abrazo a todos y nos leemos.

viernes, 4 de mayo de 2012

La hora de las sombras. Johan Theorin.


    Hace tiempo que tengo este libro rondando por casa. Es más, me regalaron el segundo de la serie y entonces descubrí que mi padre tenía el primero, este y me lo llevé para leerlo pero, entre unas cosas y otras, tardé más de lo esperado en ponerme con él.

     Como ya he comentado, este es el primero de una serie de cuatro libros, El cuarteto de Öland, ambientados en esta isla en cada una de las estaciones del año. En este caso, nos encontramos en otoño.



     Un nublado día de septiembre de 1972 un niño, Jens Davidsson, desaparece sin dejar rastro. Veinte años después su abuelo recibe en paquete en el que podría haber una pista sobre lo que le ocurrió al pequeño. A sus 80 años Gerlof Davidsson está dispuesto a mitigar las brumas y a descubrir quién le hizo daño a su nieto, es más, cree saber más de lo que siempre se ha dicho y movido por esto y por nuevas posibilidades llama a su hija Julia, madre de Jens, para que regrese al pueblo unos días. Ella vive, desde el terrible suceso, sumida en la tristeza, la desesperación y el alcohol pero siente que es importante que cierre esa historia y, no sin ciertas dudas, acude a la llamada de Gerlof.

     Y buscando, buscando, se encuentran con el nombre de Nils Kant, un delincuente que huyó a Brasil y dicen, murió allí. ¿Por qué le interesa tanto esta persona a su padre? Si murió lejos, ¿qué relación tiene con el caso de Jens? Julia no imagina todo lo que le queda por descubrir.



     Para mí, la novela negra nórdica tiene el encanto de lugares y costumbres que no conozco pero que me atraen muchísimo. Me gusta sumergirme, en cierto modo, en paisajes y ambientes que mezclan lo acogedor de los interiores con la rudeza y el frío de los exteriores. Esta vez, el autor consigue, sin cansarnos con descripciones eternas, que viajemos a Öland y sintamos todo lo bueno y lo malo de esta isla.

     No es este un libro de los que atrapan desde el primer momento, hay que darle un poco de tiempo porque no tiene un ritmo vertiginosos de esos que arrasan, más bies en al contrario, es pausado y vamos desgranando datos y sensaciones con calma. No en vano, Johan Teorin tiene mucho que contarnos. La historia de Julia y de Jens se va a mezclar con la de Nils Kant y con la de otros habitantes del lugar y todos guardan más secretos de los que podamos imaginar.

     La historia viaja en el tiempo, con esos flashback que, ya lo sabéis, no me entusiasman, pero que nos sirven para conocer historias, muertes y secretos. Como siempre, el lector va a poder atar todos los cabos sueltos y los personajes... bueno, ellos conseguirán atar los que les interesan.

     Me ha gustado mucho este libro, el argumento, los personajes, la evolución de los mismos, sobre todo de Julia y el final, sorprendente, por lo menos para mí y que va desvelándose despacio, añadiendo dudas a cada nuevo descubrimiento y sin dejarnos ver nada claro hasta el último momento.



     Sí señor, a pesar de que repite ese tono pesimista al que nos van acostumbrando los escritores de aquellas tierras y que mantiene el ambiente claustrofóbico y agobiante de lugares de pesadilla, el autor se desenvuelve muy bien en este misterio, mantiene la intriga, nos va regalando trocitos de historia y nos va dejando conocer a los personajes poco a poco, haciendo que la niebla se vaya disipando y dando permiso a una esperanza tímida para que se instale, finalmente, en las playas de Öland.

     En fin, si os apetece un poco de misterio y un relato bien escrito, esta puede ser una buena opción. Yo, claro, volveré a la isla dentro de poco, con el siguiente título de la serie.
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