Bueno, nos está costando recuperar el ritmo pero me da mucha
pena ver que mi querido blog limonero avanza tan poquito, con la de libros
interesantes que he leído últimamente así que, aquí estoy, para hablaros de uno
que me ha gustado muchísimo.
No sé
si a vosotros os pasa, supongo que sí, pero yo hay veces que solo quiero leer
libros agradables, que me hagan pasar un rato bonito y si me puedo encariñar
con sus personajes mejor. Esta es una de esas veces, no lo consigo porque no
tengo muchos a mano y tampoco se me ocurren títulos pero en este tiempo, me
encantaría perderme en libros de esos que te hace sonreír todo el tiempo. Si se
os ocurre alguno que me podáis recomendar, estaría feliz de conocer nuevos
títulos.
Por
suerte, antes de Navidad me habían regalado El
libro de la señorita Buncle y su
lectura fue todo lo encantadora que yo imaginaba que sería. Descubrí este libro gracias a la Semana Britihs que organizó Carmen en su blog, uno más de los
muchos que hice esa semana tan divertida.
La
señorita Bárbara Buncle no pasa por uno de sus mejores momentos económicos, en
plena depresión de los años 30 sus rentas han menguado considerablemente y
después de plantearse varias posibilidades decide, ¿por qué no?, escribir un
libro. Pero ella solo sabe escribir sobre lo que conoce y solo conoce de verdad
el pueblito en el que ha vivido siempre así que, ni corta ni perezosa, con un
retoque aquí y un cambio de nombre allá, escribe una divertida historia en la
que retrata a todos sus vecinos y que,
además de sensación, va a causar un gran revuelo en el apacible lugar.
- Entonces se le ocurrió que podía escribir un libro -dijo el señor Abbott comprensivamente.
- Bien, no se me ocurrió tan pronto - replicó la autora- Primero pensé en otras
muchas cosas, como criar gallinas, por ejemplo, pero no me interesan nada
las gallinas. No me gusta tocarlas. Aletean tanto, ¿verdad? Y a Dorcas tampoco
le gustan. Dorcas
es mi criada.
- ¿Susan? - preguntó el señor Abbott con una sonrisa, refiriéndose con un gesto
al manuscrito de Crónicas de un pueblo inglés, que estaba encima de la mesa.
La
señorita Buncle se sonrojó. No confirmó ni negó que Dorcas fuera
Susan
ni Susan, Dorcas. El señor Abbott no insistió.
- Bien, así pues, descartó usted las gallinas definitivamente - la animó a continuar.
La
verdad es que no sabría decir qué ha sido lo que más me ha gustado de este
libro. Para empezar, la agilidad y sencillez con que está escrito. Su lectura
es fácil y ligera, no cansa en ningún momento y la autora consigue que nos
mantengamos expectantes ante lo que pueda ocurrir, sonriendo antes algunas
escenas e indignándonos ante otras.
Pero,
no me entandáis mal, que esté escrito con sencillez no quiere decir, en ningún
momento que caiga en la simpleza, es, por el contrario, original, inteligente y
muy atractivo. Los hechos que se nos narran describen la sociedad en la que
vivimos, entonces y ahora, llena de gente de todo tipo y el ambiente en que nos
situamos es tranquilo y acogedor, por lo que las situaciones que se van dando a
lo largo de la obra chocan con esa tranquilidad, haciéndolo todo muy divertido
y mostrando claramente que en todas partes cuecen habas.
La
señorita Buncle es una protagonista
encantadora con la que simpatizamos desde el primer momento y con la que
compartimos opinión sobre la gran mayoría de sus vecinos, los cuales se nos
muestran como un abanico de caracteres y personalidades que llenan el texto de
color y diálogos llenos de chispa.
Es un
libro muy agradable, de verdad y si os gusta la literatura inglesa, tenéis
ganas de pasar un buen rato y os apetece pasear por un pueblito acogedor esta
puede ser una opción estupenda.